martes, 20 de septiembre de 2011

IDEAS BÁSICAS SOBRE LA SEROTONINA

En muchos artículos hemos mencionado a la serotonina como la hormona del bienestar, que según hemos leído, aumenta en cantidad cuando se incrementa el nivel de azúcar en sangre, con lo que nos suprime el deseo de ingerir hidratos de carbono.
Me pregunto entonces, ¿qué es la serotonina? ¿No convendría tenerla a niveles altos para conseguir el bienestar y nos evite ese ansia de ingerir alimentos dulces? No debemos ir mal encaminados ya que hemos leído existen compuestos capaces de promover selectivamente liberación de serotonina como el caso de la fenfluramina, cuyo efecto farmacológico más notable es la disminución del apetito, por lo que se ha utilizado en dietas de adelgazamiento, aunque retirado por sus efectos secundarios. El hecho de que se hubieran retirado fármacos contra la obesidad que aumenta los niveles de serotonina y que disminuiría el impulso de alimento tiene que ver con el riesgo de lesión de válvula de corazón que pueden ocasionar. El medicamento herbolario conocido como hierba de San Juan, influye en los niveles de serotonina, tal y como hemos leído.
¿Qué es la serotonina? Es una amina que se localiza fundamentalmente en el sistema nervioso central, donde se comporta como neurotransmisor, en el tracto gastrointestinal y en las plaquetas.
Se libera como consecuencia diversos estímulos, ya sean nerviosos, químicos, mecánicos.
El precursor de la serotonina es el triptófano, un aminoácido esencial que lo tenemos que ingerir con la dieta, que es captado por las células y sufre un primer proceso de oxidación mediante la acción de una enzima que se conoce como triptófano hidroxilasa, después es decarboxilado, convirtiéndose en 5--hidroxitriptamina. Procesos químicos muy complicados para quienes tenemos olvidada ya la química orgánica.

En el sistema nervioso central de los mamíferos la serotonina modulada temperatura corporal, el sueño, la presión arterial, algunas secreciones endocrinas, el apetito, la conducta sexual, aspectos motores, la conducta de emesis y el dolor.

Juega un papel en la coagulación de la sangre, la aparición del sueño, la sensibilidad a las migrañas. El cerebro la utiliza para fabricar una conocida hormona, la melatonina.
En el cerebro, la serotonina influye en otras neuronas, normalmente enlenteciendo su actividad. la medida en que la serotonina inhibe numerosas regiones del cerebro, las mismas regiones son desinhibidas cuando hay poca serotonina. El sistema de serotonina regula nuestro comportamiento, estados de ánimo y procesos de pensamiento. Cuando los niveles de actividad de serotonina están bajos, ello se asocia con mayor impulsividad, menor estabilidad y una tendencia reaccionar en exceso. La serotonina parece favorecer un comportamiento prudente, reflexivo y calmado. Una tasa baja si asocia a impulsividad, irritabilidad, agresividad e, incluso, el suicidio.

Se sabe que las plaquetas almacenan serotonina y la liberan durante el proceso de coagulación sanguínea. Se ha podido comprobar que existe una relación entre la cantidad de serotonina las plaquetas y el número de puntos sensibles al dolor.
La serotonina también está implicada en la saciedad, los niveles adecuados reducen la sensación de hambre, mientras que se ha detectado a nivel bajo de serotonina en depresión, alteraciones de la alimentación, en el dolor y los trastornos obsesivo compulsivos.
Las personas de las cuales la serotonina está demasiado baja tienen la tendencia a volcarse de forma incontrolada sobre los alimentos, en particular, sobre los azúcares rápidos, helados, chocolates, etc. Los azúcares hacen subir rápidamente la tasa de serotonina en el cerebro y así estas personas compensan su carencia.
Los desequilibrios se acentúan con régimen pobre en glúcidos o sustitutos de cenas con proteínas. La mejor estrategia consiste en incorporar de manera regular unos glúcidos complejos en la alimentación, de esta manera conseguimos mantener la serotonina a un nivel elevado, a la vez que se disminuye la sensación de apetito.
La eficacia del magnesio se ve reforzada por la vitamina B6, que lo fijan las células. Pero esa vitamina es interesante por otro aspecto: es utilizada por el cerebro para fabricar más sustancias como la serotonina, de las que dependen la relajación, la sensación de bienestar y el sueño. La síntesis de serotonina necesita la presencia de las vitaminas B9 y B12.
El déficit en vitamina B6 afecta a personas estresadas, ansiosas e irritables, entre los neurotransmisores más afectados por un déficit esta vitamina es la serotonina, que como ya hemos indicado es esencial en el control de ansiedad y de la tensión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario