sábado, 30 de julio de 2011

LOS CARBOHIDRATOS BUENOS

¿Son todas las calorías iguales? Según explicamos en un artículo anterior basado en el libro ULTRAMETABOLISMO: UN PLAN SENCILLO PARA BAJAR DE PESO la clase de calorías que nosotros consumimos tienen un gran impacto sobre nuestro peso ya que cada alimento se metaboliza de manera distinta, ejercer un efecto directo sobre el cómo funciona nuestro metabolismo.
Tal como nos decía su autor: los alimentos les hablan a los genes.

Siguiendo esa idea, podríamos preguntarnos ¿son todas las grasas iguales? ¿Son todos los carbohidratos iguales?
La respuesta me parece un tanto lógica: no. No es la primera vez que expongo esa idea, por ejemplo, para rebatir el concepto o el mito que asegura que cenar hidratos de carbono engorda. ¿Son equiparables unos macarrones con una lechuga?

«Los carbohidratos son el alimento más importante en nuestra dieta para mantener una buena salud a largo plazo. Sin carbohidratos no duraríamos mucho. Los carbohidratos que se encuentran en estado natural, contienen la mayoría de los nutrientes esenciales y químicos especializados que nos mantienen saludables y que activan el metabolismo»,
se recoge en el libro.
Sin embargo, en lo que se basa, no sólo este autor, es en el hecho de que nuestro organismo no ha tenido tiempo para evolucionar a los cambios alimenticios a los que ahora le sometemos ya que la gran mayoría de productos que consumimos están hecho con carbohidratos procesados y refinados que enlentencen nuestro metabolismo y contribuyen a que aparezcan enfermedades asociadas con el envejecimiento como sería la diabetes, enfermedad coronaria, la demencia y el cáncer.
Personalmente no sé si esta idea es un tanto extremista ya que llega a hablar de la «amenaza blanca» refiriéndose a la harina y azúcar blanco, pero resulta interesante tener en cuenta.
La recomendación sería inclinarnos por el consumo de carbohidratos buenos, es decir, aquellos que contienen fitonutrientes.
¿Qué son los fitonutrientes?
Son químicos curativos de las plantas y se encuentran sólo en ciertos tipos de carbohidratos, en alimentos vegetales. La única manera de proporcionar a nuestro cuerpo esa sustancia es comer vegetales enteros y sin procesar.
Los fitonutrientes ayudan a activar los genes que hacen quemar grasa y envejecer más lentamente. Son la fuente de los antioxidantes más poderosos de la naturaleza y reducen el estrés oxidante. Con ello conseguimos reducir la inflamación y el cambio de las mitocondrias, factores que alteran el metabolismo.
¿Dónde se encuentran los fitonutrientes? En los vegetales en estado no adulterado: frescos, enteros, sin procesar; verduras, frutas, nueces, frijoles o vistantes, semillas, granos enteros...
Cada día se descubren en los alimentos más fitonutrientes que defienden de las enfermedades. He aquí algunos ejemplos: isoflavones en alimentos de soja, lignanos en las semillas de linaza, catequinas en el té verde, polifenoles en la cocoa, glucosinolatos en el brócoli, carnosol en el Romero, resveratrol en el vino rojo.
Entre mayo varios y color más profundo de los alimentos vegetales, mayor será la concentración de fitonutrientes y mayor el poder para prevenir la enfermedad y promover la pérdida de peso.
Cuando los carbohidratos son procesados, muchas de sus propiedades fitonutritivas se eliminan. Esta es una de las razones por las que los carbohidratos procesados son malos, ya que básicamente son calorías vacías, carentes de vitaminas, minerales y fitonutrientes.
En líneas generales, según nos dice su autor, para conocer qué alimentos tienen un alto índice de fitonutrientes serían todos aquellos que al mismo tiempo cumplen con el concepto que cada vez ha tomado más fuerza, se trata del índice o carga glucémica.


Tomamos como fuente el libro ULTRAMETABOLISMO/ULTRAMETABOLISM: UN PLAN SENCILLO PARA BAJAR DE PESO AUTOMÁTICAMENTE escrito por Mark Hyman,Maria Candelaria Posada

lunes, 25 de julio de 2011

ALGUNAS IDEAS SOBRE LA OBSESIÓN DE COMER

Nacemos sabiendo comer. Sentimos hambre, lloramos y nos alimentan. Mediante infinitas secuencias de sentir hambre y recibir alimento, tomamos contacto con el mundo y aprendemos que este satisface nuestras necesidades con seguridad. Muy pronto en la vida, la alimentación y la calma están indisolublemente ligadas.
[...] Los consumidores por ansiedad utiliza la comida más como una medicina o un socorro que como un elemento nutritivo.
[...] La curación del hábito de comer compulsivamente requiere ubicar el alimento donde corresponde, proceso que denominamos «exigir la alimentación de adultos».

Nuestro plan para curar el hábito de comer por ansiedad consta de tres partes. La fase 1 se llama "liberación".
Debemos abandonar el síndrome del «si pudiera», eso significa aceptar nuestro cuerpo en su condición actual y vivir como si nunca fuéramos a perder un solo kilo.
No es la resignación lo que se recomienda, no sugieren que aprendamos a vivir la vida cualquiera que sea nuestro peso... la aceptación de su peso actual como el primer paso hacia lograr un cambio real y duradero.
La aceptación no implica un autoengaño. Supone llegar a un acuerdo sobre las cosas como son. Cuando ustedes se acepta, simplemente dice: así soy ahora. Ignoro lo que me deparará el futuro. Sé que si quiero cambiar, primero tengo que sentirme tan cómodo como me sea posible con mi estado actual.
La fase dos se llama "alimentación consciente", en la que descubriremos cuándo y qué y cuánta comida requiere nuestro organismo. Señala las diferencias entre hambre fisiológica y psicológica y enseñar a evolucionar gradualmente hacia la alimentación a requerimiento del organismo. La tercera se conoce como "encuentro consigo mismo", nos muestra cómo utilizar la señal de lo que denominamos hambre de boca, para comprender nuestra vida emocional.

Aunque las dietas pueden ser necesarias, no son inocuas. Una dieta constituye un paso serio, porque lo que no se comprende fácilmente es que todo régimen está arraigado en sentimientos negativos acerca de si mismo, sentimientos que van desde la desaprobación al desagrado, al disgusto, al desprecio, al odio a sí mismo. La dieta inspira los excesos. Los excesos dan por resultado sentimientos aún más negativo sobre sí mismos, y el ciclo recomienza...
[...] la mayoría de los que rebajan de peso con una dieta lo recuperan con creces en menos tiempo del que les llevó perderlo. En una palabra, después de las privaciones de la dieta, caen en los excesos... A mayores restricciones de la dieta, mayores los excesos que la siguen.
Cada vez que usted exhibe un régimen, su metabolismo se hace más lento, con el propósito de almacenar grasa. Cuanto más tiempo continúa con su régimen, más lentamente funcionará su metabolismo, y con cada dieta se hace más difícil, si no imposible, perder peso.
... descubrió que el movimiento de vaivén de las dietas incrementa la actividad de una enzima que favorece la acumulación de grasa. Los ciclos de abandono de recomienza de dietas aumentan, en forma demostrable, la gordura del cuerpo.
[...] Cuando usted restringe el alimento porque les agrada su propio aspecto en el fondo se está castigando. Se dice que está comiendo demasiado, que se está portando mal, que debe controlarse. La dieta es el castigo por su comportamiento "fuera de control".
Los regímenes son, fundamentalmente, confinamientos muy similares a una prisión en los que siguen las dietas,, los prisioneros, cuentas el tiempo que les falta para ser libres. Todos los prisioneros tienen en común una fantasía: la rebeldía. Independientemente de la voluntad con la que ha ingresado los límites de la dieta, el que la sigue, al cabo de cierto tiempo, reciente malhumorado y comienza a pensar cómo desligarse de ella.
[...] todos los que han tenido éxito con una dieta descubren que después del regocijo inicial para mantener la línea, la vida sigue estando llena de problemas aunque se haya adelgazado. Este descubrimiento, unido a las privaciones que impone la dieta, es un incentivo adicional para llegar a los excesos que hacen perder todo lo ganado.



Texto recogido en el libro LA OBSESIÓN DE COMER, escrito por Jane R. Hirschmann y Carol H. Munter.

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sábado, 23 de julio de 2011

¿ERES UN CONSUMIDOR COMPULSIVO?

¿Por qué comer si no tenemos apetito?
Ésa es la pregunta fundamental que nos formulan en el libro LA OBSESIÓN DE COMER. Si lo pensamos bien, comer es un acto fisiológico, necesitamos aportar energía a nuestro cuerpo, pero como también se dice, tenemos que comer para vivir y no vivir para comer.
Claro que eso no es tan fácil cuando disfrutas con la comida. Porque sí, seguramente si has venido a parar a esta página es porque también para ti la comida es un placer.
¿Qué pretendemos conseguir cuando hacemos una dieta? Lo primero, bajar de peso para vernos bien y sentirnos mejor.
Nuestro segundo objetivo debería ser mantener ese peso. Eso qué significa, ¿qué debemos estar en continua dieta? Mi respuesta seguramente sería que sí, aunque a niveles diferentes yo lo compararía con lo que sucede con un alcohólico o con un fumador, es una enfermedad de por vida que deberemos controlar.
Claro que la perspectiva que nos dan en este libro es algo diferente. Por ejemplo nos dicen que controlarse significa comer alimentos prescritos por otros y de acuerdo con unas reglas: es decir, lo que hacemos cuando seguimos un régimen. Curarse significa no necesitar más reglas y restricciones en la comida... hacer las paces con la comida, hacer las paces con usted mismo y volver al peso que le corresponde.
¿Quién no desea eso? Echemos pues un vistazo a algunas de las nociones que se exponen.
Si usted dirige la mano o la mente hacia la comida cuando no tiene hambre es, según nuestra definición, un consumidor compulsivo. Usted se siente compelido (obligar a uno que haga lo que no quiere mediante fuerza o intimidación) a pensar en la comida o en cómo está su cuerpo, en situaciones en las que tales pensamientos no tienen un lugar lógico. Usamos el término compelido porque sabemos que usted no tiene control sobre sus pensamientos surgen mensualmente en forma inesperada. De pronto siente la urgente necesidad de comer algo... Si usted es un consumidor de este tipo, se pasa los días luchando contra el deseo de comer algunos días se vean su deseo y se recrimina por su falta de voluntad lo otras veces, se resiste al deseo y se siente virtuoso y digno de alabanzas. En ciertos días, sin embargo, gran parte de su vida mental y de su energía está absorbida por pensamientos acerca de su alimentación, su peso y los planes para controlar...
los consumidores compulsivos tienen todas las formas y tamaños y llevan vidas emocionales de todo tipo. Lo único que poseen en común es su obsesión por la comida y el peso. Esta doble preocupación por la comida y las corporal del sello distintivo de la alimentación por ansiedad...
Los consumidores compulsivos no son necesariamente gordo, ni todos los gordos son consumidores compulsivos...
Buscan comida cuando no tienen hambre fisiológica, y si bien comienzan a comer cuando tienen apetito, siguen comiendo hasta después del punto de saciedad fisiológica.
Definimos el sobrepeso, aquel peso que refleja el hecho de comer en exceso sobre las necesidades del cuerpo... definimos el peso como el peso natural al que usted volverá cuando se haya curado de su hábito de comer compulsivamente.

Creemos que cada vez que recurre a la comida sin tener hambre, usted está tratando de darse ante una supuesta dificultad. Consideramos que esa necesidad de comer en sus momentos es una señal de que algo le está molestando... este proceso de comer por ansiedad le enmascara el verdadero problema que le perturbea. Y, para colmo, está convencido de que el problema está en la comida y en el peso.
[...] Hay consumidores compulsivos de muy distinta especie. Se presentan con toda una variedad de problemas... pero comparten algunos factores en común:
Primero, comparten un modo particular de tratar la ansiedad: se aferran a la comida luego comparten las consecuencias de tratar la ansiedad de esta manera después de años de comer compulsivamente y de seguir dietas en forma crónica, se han desconectado de la experiencia de comer cuando se tiene hambre... el núcleo del problema. Pero también ahí está la solución.
Proponemos que los consumidores compulsivos comiencen su propia curación... deben volver a relacionar alimento y hambre. Cuando logran hacerlo se produce un mayor impacto sobre sus problemas vinculados con la tranquilidad y, como resultado, tienen menos necesidad de recurrir a la comida para calmar la ansiedad. Cuando logran vencer su adicción a la comida, también pierden peso.


Texto recogido en el libro LA OBSESIÓN DE COMER, escrito por Jane R. Hirschmann y Carol H. Munter.

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jueves, 21 de julio de 2011

¿POR QUÉ VOLVEMOS A ENGORDAR?

¿Por qué fallan las dietas? Perder dos o cuatro kilos puede resultar más o menos fácil dependiendo de nuestro organismo pero, ¿por qué es tan difícil mantenerse en el peso?
He intentado realizar una introspección personal y, obviamente es algo subjetivo, me he dado cuenta que me desbordo. Con ello lo que pretendo decir es que si un día no puedo seguir las pautas que me he marcado, a veces simplemente por estar cansada de privarme, como de todo, algo que tampoco creo que sea «pecaminoso», pero en cantidades excesivas, diría yo.
Aseguraría que como mucho más de lo que haría si supiera que no estoy intentando seguir un régimen. Es un acto que no me equivocaría si lo calificara de obsesivo. Siempre que tengo en el pensamiento la idea de que debería hacer algo de bondad, en lugar de disminuir la cantidad, creo que mayor son mis excesos.
Es importante el tiempo verbal, menciono el término debería porque conscientemente sé que tendría que ponerme manos a la obra aunque mi voluntad no esté mucho por la labor.
Y sin embargo, cuando tomo la decisión, las cantidades que ingiero son mucho menores, me quedo harta mucho antes. Una de las razones la conozco, la comida no me resulta tan apetitosa, unas judías verdes sin patatas, me entran con dificultad, por ejemplo.
La otra razón pienso que tiene un componente básicamente sicológico, como el que compra compulsivamente, yo aprovecho mis deslices...
Seguro que en alguna ocasión también habrás pensado ¡mañana no podré hacerlo!, así que no sólo te permites un capricho sino que te dejas llevar por la gula.
A veces me apetecería comer un trozo de helado, chocolate, unas galletas... dulce, calórico, productos refinados... lo peor de lo peor para quien quiere adelgazar. Y lo evito unas horas, unos días... a la mínima ocasión mi cabeza me lo recuerda, y he de luchar contra mis deseos, hasta que encuentro la excusa que necesitaba (tristeza, celebración, etc.) y me resarzo. ¡Un día es un día!
Y para colmo, después de no dejar ni las migajas, son muchas las ocasiones en las que el remordimiento empieza a comer en mí.
Por eso, cuando leo: «Piensa que debe aprender a dominar su deseo por la comida y a comer menos», es inevitable que me siento reflejada.
La comida no es, en absoluto, el verdadero problema. La comida es deliciosa, y nadie debe sentirse privado de la satisfacción que ofrece. Su problema reside en que, al comer compulsivamente, usted -consciente o inconscientemente- usa la comida para dominar su ansiedad, para calmarse cuando se siente con estrés o para reanimarse cuando se siente solo, triste o con temor.
En la lucha entre usar el alimento para controlarse, y tratar desesperadamente limitar su ingestión, usted se olvida del verdadero propósito de la comida. Para usted, el alimento que no tiene nada que ver con el hambre fisiológica.
En verdad, la mayoría de los que comen por ansiedad, rara vez se dan cuenta cuando tienen hambre fisiológica. Las señales que le obligan a comer provienen de cualquier parte menor del estómago... Le vamos a enseñar a legalizar la comida, a entenderse en relación con el deseo de comer, finalmente, a comer a su gusto, sin considerar sus problemas de comida. Le vamos a mostrar cómo puede perder peso se aprende a comer de otra manera. Al final de este proceso sabrá cómo alimentarse cuando su organismo se lo pida: cuándo, con qué y en qué cantidad.

Del dicho al hecho hay un trecho, esperamos encontrar algunas pautas, algunas claves que nos ayuden a bajar de peso.

Queda claro que nuestro próximo objetivo de estudio corresponde al libro LA OBSESIÓN DE COMER, escrito por Jane R. Hirschmann y Carol H. Munter.


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domingo, 17 de julio de 2011

RELACIÓN ENTRE CALORÍAS Y METABOLISMO

Cada vez son más las dietas que se alejan del pensamiento de que para adelgazar debemos controlar y disminuir el número de calorías ingeridas.
Hemos definido lo que son las calorías, así como la cantidad que nos proporcionan los diferentes nutrientes.
Sin embargo, somos conscientes que incluso en las dietas en las que no tenemos que contar calorías, podremos consumir pero no abusar de aquellos alimentos con alto nivel calórico.
Hemos encontrado un libro en el que se nos proporciona otra visión sobre las calorías.


Las calorías son importantes. Pero lo que marca una diferencia en términos del peso y de la salud no es la cantidad de calorías sino la clase de calorías que se consume.
Una caloría es simplemente una unidad de energía. Se define como la cantidad de energía requerida para elevar en un centígrado la temperatura de 1 g de agua a la presión atmosférica del nivel del mar.
Los alimentos nos dan calorías. Consumimos los alimentos y los procesos químicos que constituyen nuestro metabolismo separan esos alimentos y los convierten en energía. Lo que nos permite hacer todo, desde respirar hasta correr maratones, es la combustión de energía creada por nuestra máquina metabólica.
Los alimentos son nuestra gasolina. Consumimos calorías para que haya algo que quemar. Estas calorías del combustible son los que nos hacen funcionar.
Necesitamos cierta cantidad de insumo calórico solamente para que las funciones básicas del cuerpo estén funcionando. Y necesitamos calorías adicionales para hacer cosas como levantarnos o salir a correr.
Isaac Newton probó que toda la energía en el universo se conserva; esta es la primera ley de termodinámica. Si se aplica al peso y a lo que usted sabe de insumo calórico, esta ley sugiere que existe consume el mismo número de calorías que quemar, mantendrá el mismo texto. Si usted come más calorías de las que quemar, subirá de peso; si come menos que lo que, bajará del texto. Esto suena perfectamente lógico. ¿El problema? No es verdad.
Cuando se queman en un laboratorio, las calorías se comportan de igual manera, todas son iguales y liberan la misma cantidad de energía. Sin embargo, cuando hablamos del cuerpo humano, el metabolismo del cuerpo a seis en iguales y que tengan diferentes propiedades.
Las calorías que comemos se absorben a distintas velocidades y tienen diferentes clases de fibra, carbohidratos, proteínas, grasas y nutrientes, los cuales se traducen en señales metabólicas complejas que controlan el peso.
El metabolismo no es algo palpable, no se huele... pero actúa directamente y tiene un gran impacto sobre cómo se consumen las calorías en el cuerpo.
El azúcar de una gaseosa entre la sangre rápidamente mientras que la misma cantidad de azúcar en guisantes o frijoles entra en la sangre de espacio. Si tomamos una gaseosa todo el azúcar que contienen si va a la vez nuestro torrente sanguíneo y las calorías que no usemos en ese momento se almacenarán como grasa. Esa misma cantidad de azúcar si se absorben de forma más lenta podrá ser utilizada por nuestro cuerpo durante más tiempo. Esto significa que se quemarán más y se almacenarán menos calorías. Además, por el alto contenido de fibra de los frijoles, no todas se almacenarán.
La conclusión es que la clase de calorías que consumimos tienen un alto impacto sobre nuestro peso, porque los diferentes tipos de alimentos se metabolizan de forma diferente.
Lo que resulta más interesante es el hecho de que el tipo de calorías tiene un efecto sobre cómo funciona el metabolismo. El tipo de alimentos que comemos tiene un gran impacto sobre lo que nuestros genes le dicen al metabolismo que haga. Esto significa que los tipos de calorías que consumamos actúan como fuente de energía y también como fuente de información o de instrucciones a los genes que controlan el metabolismo.

Los genes controlan las características físicas, pero también controlan el flujo diario de instrucciones que regulan los aspectos de la bioquímica y la fisiología. Controlan la producción de hormonas, los mensajes químicos del cerebro, la presión arterial y el colesterol, así como el ánimo de los procesos de envejecimiento, e incluso juegan un papel en el riesgo de adquirir enfermedades como el cáncer o los problemas cardíacos.
Los genes juegan un papel especialmente importante en el control del metabolismo y del peso.

Los alimentos son más que simple energía o calorías, contienen información que se comunica a los genes y le da instrucciones específicas al metabolismo sobre lo que debe o no debe hacer.

Necesitamos comer en armonía con nuestros genes.
Algunos de nosotros necesitamos más grasa, proteínas y carbohidratos que otros. Necesitamos encontrar lo que nos sirve.

Una dieta de alimentos integrales es la mejor manera de ayudar a los alimentos a comunicarse con los genes uno de estos alimentos no están contaminados con grasas malas para la salud, carbohidratos refinados o alimentos manufacturados y el cuerpo no tiene idea de cómo debe procesar adecuadamente.


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