sábado, 13 de febrero de 2010

PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA DIETA SOUTH BEACH

La dieta South Beach no es baja en carbohidratos. Tampoco es baja en grasa.
La dieta South Beach le enseña confiar en los carbohidratos correctos así como en las brasas indicadas-las buenas-y le permite vivir bastante a gusto si los carbohidratos y las grasas malas. El resultado será que disfrutará de buena salud y bajará de peso, entre 4 y 6 kilos tan sólo durante las dos semanas.
He aquí cómo lo logrará.
Comerá porciones normales de carne, carne de pollo y pavo, pescado y mariscos.
Comerá muchas verduras. Huevos. Queso. Frutos secos.
Comerá ensaladas aliñadas con aceite de oliva.
Consumirá tres comidas equilibradas al día. A usted corresponderá la responsabilidad de hacerlo de tal modo que quede satisfecho. No hay nada que perjudique tanto un plan para bajar de peso, la sensación angustiante de que se necesita más comida.
Aquí se le instará a comer una merienda (refrigerio, tentempié) a media mañana y a media tarde, ya sea que le haga falta uno. Habrá un postre después de cenar.
Tomará agua, desde luego, además de café o té, si así lo desea.
Lo que no comerá durante los próximos 14 días será pan, arroz, patatas, pasta o productos panificados. Ni siquiera fruta. Pero antes de que lo arrebate el pánico, déjeme decirle que dentro de dos semanas empezará a introducir otra vez estos alimentos a su dieta. Estarán prohibidos sólo por el momento.
Durante dos semanas tampoco probará dulces, pastel (bizcocho, torta, cake), galletitas, helado o azúcar. Nada de cerveza ni ningún otro tipo de alcohol. Al cabo de esta fase podrá beber vino, el cual le hará bien por varias razones. No obstante, durante las primeras dos semanas no beberá ni una gota.
Esta es la primera fase, la más estricta...
Debido a ese cambio seguirá bajando de peso al finalizar el periodo inicial de 14 días. Para entonces ya habrá empezado a reintroducir a su vida algunos de los alimentos prohibidos. Aún estará a dieta, pero si le encanta el pan lo podrá comer. Si le gusta la pasta la reitroducirá. También el arroz o los cereales. Las patatas. La fruta definitivamente estará de vuelta.
¿Y el chocolate? Claro, si lo hace sentirse bien. Tendrá que elegir cuál de estos lujos se va a permitir. No podrá comerlos todos al mismo tiempo. Aprenderá a disfrutarlos de manera un poco distinta de antes, quizás con algo menos de entusiasmo. Pero los volverá a disfrutar pronto.
Esta será la segunda fase.
Permanecerá en esta fase y seguirá bajando de peso hasta alcanzar su objetivo. El tiempo que tarde dependerá de cuánto peso tenga que perder. Durante esta segunda fase la gente baja un promedio de 450-900 g a la semana. Una vez que llegue a su meta entrará a una versión aún más generosa del programa, la cual le permitirá mantener su peso ideal.
Esta será la tercera fase, la cual durará el resto de su vida...


Fragmentos recogidos en el libro La Dieta South Beach: El delicioso plan disenado por un medico para asegurar el adelgazamiento rapido y saludable (The South Beach Diet) del doctor Arthur Agatston
Libros sobre la dieta:
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viernes, 12 de febrero de 2010

CONSEJOS E INFORMACIONES DEL OCU PARA ADELGAZAR CON SEGURIDAD

OCU son las siglas de la Organización de Consumidores y Usuarios, una asociación privada independiente sin ánimo de lucro que nació con el objeto de promover y defender los intereses de los consumidores, orientarles en sus elecciones como consumidor, trabajar para ayudarles a resolver sus problemas de consumo y a hacer valer sus derechos fundamentales como consumidores,como así nos aparece recogido en la página web.
¿Por qué hablar hoy del OCU?
No hace mucho, navegando por Internet buscando información relacionada con la pérdida de peso, me encontré un artículo que me pareció interesante reseñar ya que al proceder de una Organización como ésta le confiere, a mi parecer, el máximo de credibilidad.
Algo que todos los que alguna vez hemos intentado bajar de peso sabemos que para ello... no, rectificaré, todos los que nos preocupamos por cuidar nuestra salud, sabemos que debemos tener unos hábitos correctos y seguir una dieta equilibrada, ya no sólo para perder los kilos que nos sobren sino para mantenernos en forma y evitar que con el tiempo los excesos nos pasen factura.
Entre algunos de los consejos que nos da el OCU están los siguientes:
* No se salte comidas: el ayuno prolongado es contraproducente.
* No pique entre horas: el picoteo es a menudo el responsable de esos kilos de más. Si hace cinco comidas al día, no sentirá el estómago vacío.
* Beba agua: tiene un efecto saciante, y así evitará deshidratarse. Debe beber en torno a un litro y medio al día.
* Cuando coma, hágalo despacio, sentado, masticando bien, y a ser posible en un lugar tranquilo.
* Opte preferentemente por las técnicas culinarias que exigen menos grasas (mejor a la plancha que rebozado, o al vapor antes que guisado).
* Consuma de forma muy ocasional productos industriales y platos preparados, se caracterizan por su riqueza en grasas, azúcar y sal.

Obviamente, todas las informaciones que nos facilita el OCU giran siempre como información y prevención a los consumidores por lo que también veremos críticas a todas aquellas dietas que nos vendan un milagro y nos alentarán a ser cautos a la hora de tomar ciertos medicamentos, especialmente a aquellos que pueden compararse por Internet sin necesidad de ser prescrita por un facultativo.
Así por ejemplo, no recuerdan la importancia de conocer y saber calcular el Índice de Masa Corporal (IMC) y actuar en consecuencia, fijando un peso sano y realista (http://www.ocu.org/salud-y-bienestar/indice-de-masa-corporal-s256891.htm). El cálculo es relativamente simple: consiste en dividir nuestro peso, expresado en kilos, entre la estatura, expresada en metros, elevada al cuadrado (Kg./m²). Generalmente, se considera satisfactorio un IMC que se sitúa entre 18,5 y 25 (mujeres) o entre 20 y 25 (hombres). Si es superior a 25, se puede hablar de unos kilos de más. Y si está por encima de 30, podemos hablar de obesidad. Es necesario recordar que el IMC es válido sólo para mayores de 18 años; no es aplicable para adolescentes si no se introduce un factor de corrección...

Por último, nos proponen las claves del éxito para adelgazar y no volver a engordar:
* Fijar un objetivo factible, acorde con la configuración corporal.
* Ponerse en manos de un médico especializado, sobre todo cuando se trate de una pérdida de peso significativa (y siempre en caso de que el Índice de Masa Corporal sea más de 30).
* Los medicamentos para adelgazar deben ser prescritos por un médico, y usarse sólo cuando la combinación de dieta y ejercicio no haya sido eficaz.
* Desconfiar de dietas prometedoras, planes absurdos y productos milagro.
* Adaptar los hábitos. Una pérdida de peso segura y duradera sólo se conseguirá con un cambio permanente de hábitos de vida, en particular los referentes a la actividad física y a la alimentación.


Si quieres leer más sobre todos los consejos e informaciones que nos facilitan, visita el siguiente enlace:
Cómo adelgazar (... y no volver a engordar)

miércoles, 3 de febrero de 2010

EL MÉTODO GABRIEL

El Método Gabriel es un sistema, nuevo y revolucionario, SIN DIETAS, para ponerte en forma, haciendo que tu cuerpo quiera estar delgado.
Recuerdo claramente el momento que cambió mi vida para siempre.
Fue en agosto de 2001. Pesaba 186 kilos. En los doce años anteriores había engordado más de 90 kilos...Mientras salía, una idea me golpeó como si fuera un rayo: «Mi cuerpo quiere estar gordo y, mientras quiera estar gordo, no hay nada que yo pueda hacer para perder peso»...
A lo largo de los doce años en los que aumenté 90 kilos, lo probé todo para perder peso, incluyendo todas las dietas habidas y por haber, desde dietas bajas en grasas hasta dietas bajas en carbohidratos y todo lo que hay entre las dos. Pasé tiempo en el instituto Nathan Pritikin, de California y con el mismísimo doctor Atkins, ahora fallecido, en Nueva York.
Me gasté más de tres mil dólares con el doctor Atkins y, al final, lo mejor que hizo fue chillarme por estar tan gordo. También gasté pequeñas fortunas en todas las curas holísticas concebibles y todos los tratamientos alternativos para la salud disponibles.
No importaba lo que hiciera, mi cuerpo continuaba aumentando de peso.
Todas las dietas o programas que emprendía seguían, exactamente, el mismo modelo. Empezaban obligándome a contar algo —calorías, grasas, carbohidratos, sal, lo que fuera— y me daban una lista de lo que no podía comer. Seguía la dieta al pie de la letra. Por lo general, al principio, perdía peso rápidamente, pero luego el ritmo de pérdida de peso empezaba a hacerse más lento.
Finalmente, dejaba de adelgazar por completo. Llegado a ese punto, hacía dieta, no para perder peso sino simplemente para mantener el que ya tenía.
Durante todo el tiempo, mis ansias de la comida que no me estaba permitida aumentaban. Desalentado y con el ánimo por los suelos, había veces en que estaba demasiado agotado para seguir luchando contra mis deseos y me daba una tremenda comilona.
Recuperaba en cuestión de días el peso que me había costado un mes o más perder. Unas semanas después pesaba, invariablemente, entre cinco y siete kilos más que al empezar la dieta.
No importaba lo que hiciera para perder peso, mi cuerpo luchaba contra mí con uñas y dientes, y al final siempre ganaba.
Después de años de darme de cabeza contra la pared y tratar de obligarme a perder peso, tuve que admitir que, mientras mi cuerpo quisiera estar gordo, no había nada que hacer.
A partir del momento en que me di cuenta de esto, renuncié para siempre a hacer dieta. Decidí que, en lugar de obligarme a perder peso contra la voluntad de mi cuerpo, intentaría averiguar por qué mi cuerpo quería estar gordo.
...Empecé a vivir como si fuera una persona naturalmente delgada; comía lo que quería, siempre que quería, pero con una diferencia: me aseguraba de incorporar ciertos alimentos que sabía que contenían los nutrientes que mi cuerpo necesitaba, en una forma que pudiera digerir y asimilar.
Al principio, los alimentos que ansiaba eran los mismos. Seguía tomando un montón de comida basura como efecto de rebote por haberme negado tantas cosas, tanto tiempo. No obstante, esto cambió gradualmente, y empecé a desear no sólo menos cantidad de comida, sino también alimentos más sanos. Ahora, si mi cuerpo tiene hambre, la tiene por alguna razón. La clase de alimentos que mi cuerpo ansía son frutos frescos y ricas ensaladas, llenas de color. La comida que antes veía como una tarea pesada o un castigo, ahora me sabe más rica que todo lo que comí en mis quince años de caprichos y de una vida de excesos...
Y no era sólo mi cuerpo el que pasaba hambre. Mataba de hambre todos los aspectos de mi vida. Me estaba sometiendo a una hambruna mental, emocional y espiritualmente. No escuchaba ni seguía lo que me decía el corazón. Vivía de acuerdo a una idea preconcebida de cómo se suponía que tenía que ser mi vida. El corazón me decía que siguiera una dirección del todo diferente, y yo no lo escuchaba. Por el contrario, constantemente trataba de protegerme contra todos los cambios que el corazón me pedía que hiciera. Como resultado, mi alma se estaba muriendo de hambre, porque me privaba de las experiencias que mi alma quería tener en esta vida...
El cuerpo cuenta con todas las bazas. Controla tu metabolismo, así que incluso si crees que puedes controlar la cantidad de comida que metes en el cuerpo, él controla cuánta energía quemará y cuánta almacenará. El cuerpo puede hacer que estés tan cansado que no tengas energía para hacer ejercicio, incluso si acabas de contratar al mejor monitor del mundo.
También tu cuerpo tiene la palabra final sobre lo que hará con cualquier alimento que introduzcas en él. Puede elegir almacenar todo lo que quiera en tus células grasas. Puede elegir almacenarlo en tus células grasas en lugar de proporcionar energía a tus músculos. Además, cuando el cuerpo necesita energía y no le das suficiente alimento, puede quemar músculo en lugar de grasa.
El cuerpo es quien manda. Controla todo el metabolismo de la grasa, así como muchas de las otras funciones de supervivencia básicas, en una diminuta zona de la base del cerebro: el «cerebro animal». Esta zona determina cuánto sueño necesitas, cuánto aire necesitas y lo gordo o delgado que debes estar.
en este libro nunca te pediré que te obligues a hacer ejercicio ni que te fuerces a hacer nada.
Sólo te pediré que hagas tres cosas: 1. No pases ni un solo día sin añadir los nutrientes de los que tu cuerpo siente hambre.
2. Escucha mi CD2 de visualización nocturna, o pasa por lo menos diez minutos al día practicando las técnicas de visualización de que hablo en este libro.
3. Escucha a tu corazón y a tu cuerpo.


Fragmentos extraídos del libro EL MÉTODO GABRIEL (transforma tu cuerpo sin hacer dieta)de Jon Gabriel◘ Comprar en El jardín del libro
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